julio 09, 2025 3 lectura mínima
Esa pequeña vibración, ese leve zumbido o clic, pueden decirte mucho más de lo que imaginas. Hay piezas que cantan su propia melodía con orgullo… y otras que solo suenan cuando algo no va bien. Hoy vamos a escuchar juntos los sonidos de los relojes. Pero no con los oídos, sino con el alma (sí, somos muy poéticos).

Los sonidos que emiten los relojes no son un error ni una distracción. En muchos casos, son la prueba de que estás llevando en la muñeca una obra de ingeniería viva, en movimiento constante, donde cada pieza tiene una voz.
En los relojes mecánicos, el sonido del tic-tac es el resultado del escape y la oscilación del volante, que regula la energía del resorte principal. En relojes automáticos, puedes oír el rotor girando, cargando tu reloj con el movimiento de tu brazo. Y en modelos de alta relojería… hay auténticas sinfonías escondidas.

A diferencia del rotor convencional (grande y visible), el microrotor es una pequeña masa oscilante que gira sobre sí misma y carga el reloj sin ocultar el movimiento. Suele emitir un sonido sutil y limpio, casi imperceptible, pero profundamente satisfactorio si sabes escucharlo.
Un gran ejemplo de esta tecnología son los relojes Sinn, donde el microrotor contribuye a un perfil ultrafino sin renunciar a la carga automática. No hace ruido… hace música para quien sabe oírla.

El tourbillon no fue creado para sonar, sino para compensar los efectos de la gravedad en la precisión del reloj. Pero su movimiento giratorio constante tiene un ritmo visual y mecánico que muchas veces se acompaña de un ligerísimo murmullo, casi como el tic-tac de una caja musical.
Modelos como el Philipp Plein The Skeleton Tourbillon convierten este ballet en una experiencia hipnótica. Su sonido no se oye, se siente.


No todos los sonidos son buena señal. Estos pueden ser alertas de que algo va mal:

Algunos relojes están hechos para no sonar. Los de cuarzo suelen ser completamente silenciosos, y los modelos digitales como G-Shock no emiten sonido mecánico alguno. Si tu reloj era ruidoso y de repente se ha vuelto silencioso… algo se ha detenido.

Escuchar los sonidos de un reloj es una forma de conectar con él más allá de la estética. No solo estás viendo el tiempo pasar: lo estás oyendo vivir.
La próxima vez que te pongas tu reloj, acércalo al oído. No para comprobar si funciona. Sino para recordarte que llevas una máquina con corazón propio, que late, canta y a veces susurra secretos que solo tú puedes descifrar.
Si tienes alguna pregunta o necesitas ayuda no dudes en contactar con nuestro equipo, ¡estaremos encantados de ayudarte!
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