Las siglas PVD están directamente relacionadas al mundo de los relojes automáticos y de cuarzo, pero poca gente sabe a que se refiere.

Muchos fabricantes de relojes manufacturan sus piezas utilizando metales tales como acero inoxidable o titanio. Sin embargo, para lograr un acabado estético y resistente ante rayaduras y golpes se aplica, en ocasiones, un revestimiento PVD.

 ¿Qué es el recubrimiento PVD?

 Las siglas PVD hacen referencia a la Deposición física en la Fase de Vapor (Physical Vapor Deposition por sus siglas en inglés), que en esencia es un proceso de chapado iónico en el que la superficie de la pieza es recubierta con un metal de gran dureza.

Si bien existen varias técnicas de lograr este tipo de recubrimiento de un reloj, principalmente consiste en vaporizar una capa de metal extremadamente fina (generalmente nitruro de titanio en joyería), en un ambiente en el que se ha creado un vacío parecido al del espacio. Este material es estéticamente parecido al oro y tiene una dureza similar a la del zafiro.

Una vez esté en fase de vapor, los iones del material de recubrimiento con el que se cubre la pieza están libres, lo que les permite colocarse, mediante un campo magnético, sobre la superficie de la pieza. Así se incorporan en la red de metal del cual está elaborado el reloj o incluso sustituyen a los átomos originales de este metal.

Así se crea una capa en la superficie del metal. Cuanto más dure el proceso de la aplicación PVD, más gruesa será la capa.

¿Para qué se aplica el recubrimiento PVD a un reloj?

PVD se aplica principalmente para mejorar las propiedades estéticas y técnicas de la pieza. Es decir, esta fina capa aplicada en vapor protege el reloj de la corrosión y del desgaste, al mismo tiempo que genera elegancia. Hoy en día es posible encontrar la técnica PVD aplicada con diferentes metales que darán acabados distintos.